Cómo realizar una unidad didáctica o unidad de programación

La programación de los procesos de Enseñanza – Aprendizaje ocupan un lugar en el conjunto de las tareas docentes. La programación es un instrumento fundamental que ayuda al maestro/a en el proceso de Enseñanza – Aprendizaje que desarrolla con un grupo concreto de alumnos/as.  Con la programación de Aula los maestros/as sistematizan su trabajo diario, de forma flexible, las tareas a realizar durante el proceso educativo. Todos los maestros/as planificamos, en alguna medida, el trabajo a realizar en el aula.

Existen diferentes formas de presentar los contenidos globalizados en la etapa infantil, si bien, todas las Programaciones de Aula tienen unos elementos básicos que les dan coherencia y unidad. El fin último de la programación es evitar la improvisación de las tareas docentes.

La Programación de Aula se sitúa en el tercer nivel de concreción del currículo.

Programar es anticiparse de modo reflexivo al proceso educativo de un grupo / alumno concreto. La programación como visión o descripción previa de una actividad en sus diferentes fases o elementos puede ser entendida como un proyecto de acción conjunta entre maestros/as y alumnos/as donde se sistematiza y ordena el trabajo escolar. Esta programación debe cumplir algunas funciones básicas:

  • Ser un instrumento integrador de todos los factores implicados, a fin de darles unidad de sentido en su operatividad.
  • Ser garantía de coherencia y continuidad en las acciones didácticas del maestro/a.
  • Ser base imprescindible para ponderar y homologar objetivamente los avances en la evaluación continua del rendimiento escolar.
  • Ser instrumento dinámico de base, a partir del análisis de los resultados de la evaluación, de ajuste en la actividad didáctica a las exigencias de los alumnos/as, objetivos, recursos y condiciones del medio, en orden a conseguir aprendizajes más eficaces y seguros.
  • Determinar las prácticas educativas adecuadas al contexto para alcanzar los objetivos curriculares propuestos.
  • Ayudamos a reflexionar sobre el qué y el cómo enseñamos.

La Programación de Aula ha de estar pensada y diseñada desde una triple dimensión:

  • Orientatividad, es decir, que guíe la práctica educativa, pero que no la condicione.
  • Flexibilidad, esto es, que pueda ser ajustada a las exigencias de cada jornada.
  • Posibilidad, es decir, la programación que se realiza no es excluyente de otras posibles; ni siquiera es la más válida, es, sencillamente, nuestra programación y no por ello la mejor.

La programación, en fin, aún siendo una formalización de lo previsible no rechaza lo imprevisible, sino que lo admite y contempla como necesario. Este modo de contextualizar la programación nos lleva a una última consideración, y supone admitir la Programación de Aula como un proyecto incardinado en el Proyecto Curricular de Centro donde se plantean objetivos hipotéticos para la acción, se seleccionan contenidos socioculturales del entorno y se plantean tareas a los alumnos/as como actividades significativas y útiles.

Con independencia de que el trabajo escolar se organice en torno a Unidades Didácticas, Proyectos, etc. Como tópicos programadores en la Educación Infantil, las actividades y experiencias que realicen los niños y niñas deberán respetar el enfoque globalizador como elemento metodológico más apropiado para esta etapa. Desde esta perspectiva la Programación de Aula habrá de contemplar una serie de condiciones imprescindibles:

  • Interesar realmente a los niños/as.
  • Ser interesante para los maestros/as.
  • Respetar los ritmos individuales y el desarrollo evolutivo de los alumnos/as.
  • Partir de las informaciones e ideas previas de los niños/as sobre aquello que vamos a investigar.
  • Estimular la autonomía, el pensamiento creativo y proponer actividades que admitan una gran variedad de respuestas.
  • Favorecer acciones individuales, de gran grupo y de pequeño grupo, en forma tanto libre como sugerida.
  • Complementar y ampliar los acontecimientos, experiencias, actitudes y hábitos ya adquiridos.
  • Respetar los intereses y necesidades.

La programación que trata de adaptar el proyecto pedagógico de un centro a las características concretas de un grupo de alumnos/as, puede definirse como una serie de operaciones que los maestros/as bien como conjunto, bien en grupo de dimensiones más reducidas llevan a cabo para organizar, a nivel concreto, la actividad didáctica y con ello poner en práctica aquellas experiencias de aprendizaje que van a constituir el currículo efectivamente seguido por los alumnos/as.

Una programación de aula en la etapa infantil así entendida, se establece bajo unos condicionantes que tratan de legitimarla y de hacerla funcionar. A saber:

  • Forma parte de un proceso curricular del que depende y al que informa de modo permanente.
  • Se contempla como una tarea colectiva que afecta a un grupo de maestros/as en cuanto que son miembros de una determinada Comunidad Escolar que persigue unas mismas finalidades educativas.
  • Exige tomar decisiones últimas sobre el qué, cuándo, cómo enseñar, y qué, cuándo, cómo evaluar, al centrarse sobre un grupo / aula concreto.
  • Persigue una auténtica enseñanza globalizada. La verdadera enseñanza globalizada, independientemente de su diseño, habrá de estar basada en la actividad del niño/a y no en el pensamiento de los maestros/as.
  • Admite diferentes formas de globalización: Unidades Didácticas, proyectos, …

El respeto a la perspectiva globalizadora durante el período infantil queda fundamentado desde postulados psicológicos, pedagógicos y sociales. La organización de las tareas infantiles en torno a las realidades significativas para los niños/as y en función de sus intereses, no excluye diversas formas de presentar el trabajo escolar a los discentes. Antes bien, habrán de entenderse como complementarias y nunca como contrapuestas.

Entre las diversas propuestas – eje de presentar la globalización recogemos, como la más significativa la Unidad Didáctica.

La Unidad Didáctica se entiende como una unidad de trabajo relativa a un proceso de Enseñanza / Aprendizaje, articulado y completo. En ella se deben precisar por tanto los contenidos, los objetivos, las actividades de Enseñanza /Aprendizaje y las actividades para la evaluación. Su origen puede residir en la necesidad de encontrar una fórmula capaz de armonizar de manera eficiente la práctica de la enseñanza y el aprendizaje, y guiando la actividad escolar.

Como Unidad de trabajo relativo a un proceso de Enseñanza / Aprendizaje, la Unidad Didáctica parte de la delimitación de objetivos didácticos, que frente a los objetivos de etapa y / o ámbito tiene un carácter más concreto y definido. Además, contiene la concreción de los contenidos propios de la unidad, las actividades a realizar y los aspectos metodológicos y para la evaluación que se consideran relevantes.

La Unidad Didáctica es un plan de actuación docente que se inicia a partir del conocimiento de unos objetivos, se desarrolla explicitando actividades y enriqueciendo el mundo experiencial de los alumnos/as, y finaliza estableciendo los criterios de evaluación necesarios para mejorar el proceso.

Conviene precisar que, dado el carácter dinámico de la Programación de Aula, los elementos que constituyen la Unidad Didáctica guardan entre sí estrechas relaciones de interdependencia, en donde adquieren sentido didáctico y coherencia pedagógica. La Unidad Didáctica ha de plantearse sobre la base del conocimiento mutuo de los elementos que la integran, de su carácter sistemático y de la coherencia entre dichos elementos en base a sus interacciones y no a su mera yuxtaposición.

El planteamiento de la Unidad Didáctica encierra en sí mismo un verdadero trabajo de programación donde el equipo docente / maestro/a de aula deben decidir de manera ordenada sobre las cuestiones siguientes:

  • ¿PARA QUÉ ENSEÑAR?: OBJETIVOS.

Los objetivos de la Unidad Didáctica han de plantearse en el contexto referencial de los objetivos generales de la etapa. Dichos objetivos están orientados hacia el desarrollo de las diversas capacidades de los niños/as en sus diversos ámbitos. Existen diferentes niveles jerárquicos en el planteamiento de los objetivos, pero interesa subrayar que es la Unidad Didáctica el lugar idóneo donde los equipos de maestros/as deberán establecer los objetivos didácticos como elementos que guíen su intervención educativa al constituir el referente inmediato de la evaluación continua. Dichos objetivos expresan la relación de los objetivos generales con los contenidos concretos de cada Unidad. A partir de los objetivos generales de la etapa, y sobre la base de unos contenidos educativos, los maestros/as deberán formular los objetivos didácticos para su Unidad.

  • ¿QUÉ ENSEÑAR?: CONTENIDOS.

Los contenidos los constituyen todo ese conjunto de informaciones que ponemos en juego en el proceso de Enseñanza / Aprendizaje escolar para desarrollar las capacidades de los alumnos/as en el marco de una determinada etapa educativa. Respecto a los contenidos subrayamos, una vez más, el enfoque globalizado de los mismos, no sin admitir su distribución en ámbitos de experiencias con el fin de ayudar a los educadores/as en las tareas de planificación escolar procurando el tratamiento equilibrado de los mismos y evitando jerarquía entre ellos.

Los contenidos y su estructuración en bloques dentro de los distintos ámbitos de experiencias así como su selección y organización serán decididos por los maestros/as; y se contemplarán atendiendo a estos tres tipos: conceptuales, procedimentales y actitudinales.

  • ¿CÓMO ENSEÑAR?: ACTIVIDADES DE ENSEÑANZA / APRENDIZAJE, METODOLOGÍA.

Las actividades que realizan los niños/as constituyen la base de sus aprendizajes. “Las actividades son la manera activa y ordenada de llevar a cabo las estrategias metodológicas” (Antúnez, 1992).

A través de ellas se desarrollan las capacidades infantiles, por lo que se hacen imprescindibles unos criterios de selección, que tendremos en cuenta:

  • Que persigan el desarrollo global de todas las capacidades humanas.
  • Que sean potencialmente significativas para los niños/as.
  • Que tengan en cuenta las necesidades e intereses de los niños/as.
  • Que faciliten las relaciones con los adultos y proporcionen mecanismos que propicien las interacciones entre iguales.
  • Que se adecuen a los espacios establecidos, a los materiales disponibles y a los tiempos previstos.
  • Que faciliten la integración de los niños/as con necesidades educativas especiales.
  • Que permitan la evaluación de la práctica docente.

Distinguiremos entre las actividades de Enseñanza / Aprendizaje, teniendo en cuenta su finalidad:

  • Actividades previas y de motivación: Tratan de averiguar las ideas, los intereses, necesidades, etc. De los alumnos/as sobre los contenidos que se van a trabajar con el fin de suscitar el deseo y la participación de todos hacia las tareas educativas.
  • Actividades de desarrollo: Son aquellas que toda Unidad Didáctica prevé con carácter general para todos los alumnos/as del aula.
  • Actividades de refuerzo: Para aquellos niños/as cuyos aprendizajes sean más lentos (Necesidades Educativa Especiales), es imprescindible la programación de actividades de refuerzo que, de acuerdo con sus características, faciliten el desarrollo de sus capacidades.
  • Actividades de ampliación: Son aquellas que posibilitan a los niños/as a seguir avanzando en sus procesos de aprendizaje una vez que han realizado satisfactoriamente las tareas propuestas en una Unidad Didáctica. Estarían diseñadas para alumnos/as con ritmos de aprendizaje rápidos.
  • Actividades de evaluación: El maestro/a de aula ha de diseñar, sin que puedan ser percibidas por los alumnos/as como diferenciadoras, actividades en este sentido para reajustar permanentemente el proceso educativo en base a la información que tales actividades proporcionan.
  • ¿QUÉ, CÓMO Y CUÁNDO EVALUAR?: EVALUACIÓN.

La evaluación, desde la perspectiva actual, tiene encomendada una doble función: mejorar la intervención pedagógica y facilitar la investigación del profesorado.

Ello hace de la evaluación un instrumento imprescindible del proceso en íntima relación con el resto de los elementos curriculares que deberá tener en consideración no sólo los procesos de aprendizaje de los alumnos/as, sino también los procesos de enseñanza de los maestros/as.

La evaluación se presenta como parte integrante de un proceso al que debe guiar con el fin de proporcionar la ayuda individualizada que cada alumno/a demanda. Su principal función consiste en ajustar programas y recursos a las características individuales de cada niño/a. Ello requiere una evaluación continua, formativa y de carácter, fundamentalmente, cualitativo.

Este es un resumen de los principales puntos a tener en cuenta para realizar las unidades didácticas que más tarde nos servirán en nuestra labor diaria en el aula. Espero que os sirva.

 

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