Cuentos para aprender a estudiar. El trébol de cuatro hojas.

Nuestra querida amiga, María Luisa nos deja en esta ocasión un bonito cuento infantil sobre la importancia de ser positivos. Al final del cuento encontraréis unos consejos para que los peques aprendan a estudiar.  ¡Muchas gracias por tu fantástica aportación, querida amiga!

El trébol de cuatro hojas

David estaba enfadado. Últimamente no hacía nada que le saliese bien.

Perdía su equipo, se estropeaba su reloj, y continuamente le pasaban pequeños contratiempos, sin mucha importancia pero que todos juntos le fastidiaban continuamente.

Y eso que en el verano, cuando estaba tumbado en el césped encontró un trébol de cuatro hojas que dicen que trae buena suerte.

Algo muy difícil de encontrar porque todos tienen tres hojas.

Para colmo su gato Wifi se había perdido. Desde qué era cachorrillo vivía en el jardín de su casa.

Al día siguiente, en educación física se hizo un esguince. Ya no podría ir al campeonato de fútbol que se celebraba la próxima semana en Oropesa, Castellón. Se perdería unos magníficos días de playa y fútbol.

Decididamente todo era un problema. Estaba disgustado.

Se fue al jardín. Se puso a leer, a lo mejor así se le pasaba el mal genio con alguna historia divertida.

Cuando estaba concentrado en la lectura, oyó un maullido, se levantó de la silla y con sorpresa vio aparecer a Wifi pero con una gata y tres gatitos. Salió a recibirlos, los gatitos se escondían detrás de su madre pero al ver a Wifi dejarse acariciar por David ellos también se unieron al grupo. Ya no era un gato sino toda una familia. Decidieron ponerles nombre. A la gata la llamaron Uesebé y a los gatitos On,Of y Red.

Estaba contento de que Wifi hubiese vuelto a casa.

No se podía olvidar del campeonato. Su amigo Álvaro le llamaba para contarle las últimas novedades. Iban ganando, no estaba siendo fácil,casi seguro que se clasificaban para la final.

Colgó el teléfono y llamaron a la puerta, fue a abrir apoyándose en sus muletas. No lo podía creer. Casi se le saltan las lágrimas. Era su primo Miguel, que vivía en Australia, venía a verle. De pequeños habían vivido en el mismo barrio. Habían ido al mismo colegio y pasaban juntos las vacaciones. Luego habían destinado a su padre a Australia y ya no se veían. Le extrañó no saber que vendría a visitarle. Había sido una casualidad, el avión tuvo que hacer escala porque el temporal le impedía llegar a su destino. Estuvieron recordando sus juegos y aventuras de pequeños, pasaron una noche inolvidable.

Al día siguiente su padre le llevó al aeropuerto y David se puso a estudiar para el examen de conocimiento del medio.

Álvaro le llamó de nuevo, les habían metido dos goles en la prórroga, perdieron el campeonato en los últimos minutos.

Se puso a estudiar de nuevo. Había faltado algunos días por el esguince y tenía que recuperar el tiempo perdido.

Llego el día, todo el curso había estudiado las lecciones y siempre se esforzaba.

En el examen le pusieron las rocas sedimentarias,y otros temas que no explicó con mucha claridad, no leyó los enunciados lentamente. Le suspendieron, tenía que estudiar todo el verano para examinarse de nuevo en septiembre.

Su padre dijo que confiaba en él y no dudaba que se esforzaría y estudiaría todo el verano. Aprobaría con toda seguridad en septiembre. Así lo hizo. No podía defraudar a su padre. A la mañana siguiente se examinaba. Estaba nervioso. Su padre le llamó antes de ir al colegio . Encima de su cama había un regalo. Lo abrió, era el juego que tanto había esperado.

Estaba ahorrando para comprárselo y ya lo tenía allí. No entendía nada. ¿Había suspendido y su padre le hacía un regalo.? No, le premiaba el esfuerzo, la constancia y las ganas que tenía de demostrar que se podía confiar en él. No olvidaría nunca esa lección que su padre le había dado.

Le pusieron un sobresaliente.

Esa noche pensó que la suerte es mala o buena dependiendo de como lo mires.

Su gato se había perdido unos días para que apreciase lo que le gustaba su compañía, pero ahora tenía cuatro gatos más.

Se había hecho un esguince para darse cuenta de lo importante que es moverse con facilidad, pero no hubiese visto a su primo y compartido tantos recuerdos si hubiese ido al campeonato. Además se ahorró el disgusto del fracaso.

¿No era una suerte enorme haber suspendido el examen para darse cuenta de la confianza que tenía su padre en él?

¿Para ejercitar la voluntad, tan necesaria en nuestra vida?

Pensándolo bien a veces lo que parece mala suerte si lo miras bien es todo lo contrario. Además la suerte se busca.

Aprendemos a estudiar

• No debemos rendirnos ante las dificultades.
• Si confían en nosotros no podemos defraudar por pereza.
• Aprenderemos a perder, no siempre podemos ganar.
• Para hacer bien un examen necesitas:
• Estudiar todos los días, no en el último momento.
• Concentrarte, no pensar en otra cosa que no sean las preguntas.
• No ir con prisa ni ponerte nervioso.
• Leer y comprender el enunciado, despacio.
• Pensar en la respuesta y explicarla con claridad.
• Repasar la ortografía y el contenido, muchas veces.
• No dejes preguntas en blanco, seguro que sabes más de lo que crees.
• No lo prepares a última hora.