Cuentos con valores: Soy como soy

faroUn  nuevo cuento de nuestra amiga María Luisa, en el que explica la importancia del trabajo que hacemos todos y cada uno de nosotros, por más tedioso y prescindible que parezca. Todos somos importantes. Esperamos que os guste!! 🙂

 

SOY COMO SOY

 

En la playa había dos rocas enormes desde el principio de los tiempos. Los barcos veían desde lo lejos el faro que había en lo alto de una de ellas. Las olas rompían en su ladera en las noches de tormenta. Cuentan que un día la roca grande le dijo a la pequeña:
– Estoy harta de no moverme, de estar siempre en el mismo sitio !Qué aburrimiento! No sirvo para nada.
La roca pequeña contesta:
– Cada uno tiene su misión. Yo tengo que dar luz a los barcos que llegan al puerto. El faro les alumbra y necesita estar en lo alto. Yo soy como soy, para eso estoy aquí.
– Pero yo estoy aquí sin hacer nada, quieta. Soportando los golpes de las olas y escondiendo a los cangrejos. Si al menos fuese una gran roca, donde los alpinistas pudiesen subir y escalar sería famosa.
– No hace falta ser importante para ser útil y necesario.
– A mí no me gusta llevar siglos aquí, sin hacer nada, pasando desapercibida.
– Creo que exageras.
– Si escarbando en mi interior hubieran encontrado unas ruinas romanas, habría servido para conocer el principio del hombre.
– No estoy de acuerdo, cada uno puede hacer su misión lo mejor posible.
– Lo mejor será que convenza al rayo para que me haga trocitos y así poderme ir a otros lugares, mezclarme con el agua y poder ir a muchas playas para conocer otros mundos. La marea me llevará lejos de aquí.
– Haz lo que quieras pero ten cuidado.
Una noche de tormenta el rayo iluminó la montaña. Se mostró enorme y fuerte. La montaña dijo a la tormenta su deseo, inmediatamente varios rayos cayeron sobre ella, la partieron en pequeñas rocas, que salieron despedidas hasta mezclarse con la arena.
La luz del faro no iluminaba el puerto. Los peces se fueron lejos. El mar agitado al no tener la roca para parar las olas, inundó todas las casas, rompió todos los árboles y arrasó todas las calles.
La roca pequeña vio como su compañera se había partido en trozos tan pequeños que se enterraban en el barro. La marea no le sirvió para irse lejos, todo lo contrario. No consiguió su propósito.
Pensó que la roca grande si servía. Era la casa de los cangrejos, protegía las casas, las calles y los árboles cercanos. Solamente ella, tan fuerte y tan grande podía con las mareas. No entendió cual era su misión. Se equivocó y se empeñó en ser lo que no era.

CONCLUSIÓN.
A veces pensamos que nuestro trabajo es aburrido y no sirve para nada. Nos cuesta estudiar, no nos gusta, nos cansa hacer siempre lo mismo, día tras día. Pero si lo hacemos bien, con constancia y seguros de que sirve para mucho, al pasar el tiempo nos daremos cuenta que hemos realizado una tarea importante aunque no lo parezca.

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