Disfrutando de nuestros peques: ¡Actores por un día!

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Nos desenvolvemos en una sociedad altamente tecnologizada. Muchos niños pasan horas enteras delante de sus ordenadores, incluso, durante el fin de semana. Por este motivo, es muy importante que les animemos realizar actividades al aire libre y manualidades.

Es necesario que nuestros hijos e hijas crezcan en un entorno rico en estímulos. Es por eso, que en la medida de nuestras posibilidades debemos proporcionarles experiencias culturales de calidad: asistir a obras de teatro, escuchar conciertos, leer juntos libros interesantes, etc. Si desde la infancia les acostumbramos a este tipo de experiencias, evitaremos, muy probablemente, que durante la adolescencia no se rindan al abuso de la tecnología y eviten actividades que comporten consumo de drogas y alcohol.

Es importante destacar que las actividades compartidas entre padres e hijos contribuyen a reforzar los lazos familiares que, en ocasiones, se debilitan cuando llega la adolescencia. Y es que, cuando crecen, nuestros hijos tratan de imitar las conductas de otros a los que admiran. Hagamos, pues, que nos admiren.

El teatro como fuente de placer y de cultura.

Las representaciones teatrales contribuyen a desarrollar las capacidades intelectuales de nuestros hijos e hijas, puesto que se trata de actividades que incorporan distintos lenguajes: musical, literario, visual y plástico, etc. Las obras de teatro mueven los sentimientos y las emociones. Presentan diferentes visiones de la vida y del mundo y transmiten valores… Todo ello resulta sumamente beneficioso para su crecimiento emocional. Además, fomentan el desarrollo de un pensamiento crítico y gusto por la estética.

Cuando asisten al teatro, nuestros hijos empleen todos sus sentidos, sobre todo, la vista y el oído. También realizan un esfuerzo notable de concentración para comprender lo que sucede en el escenario, hecho que resulta muy beneficioso para ellos. Se recomienda llevar a los niños al teatro a partir de los tres años.

Como opción (aunque es aconsejable, no olvidar asistir a alguna representación) también podemos optar por la lectura de obras de teatro permite ampliar la experiencia lectora de nuestros hijos e hijas. De ellas aprenden cómo se escribe una historia que, posteriormente, unos actores representarán en un escenario. También aprenderán que el escritor de obras teatrales, incorpora información sobre cómo deben comportarse los actores en escena, ideas sobre la escenografía, sobre la música, etc.

Sentirse actores por un ratito tiene muchos beneficios para los peques.  Las actividades que se realizan en los talleres de teatro contribuyen a mejorar la autoestima de los niños. En el plano emocional, las ventajas que aportan son innumerables. En el plano pedagógico, les predisponen para el trabajo en equipo.

El resultado (la representación final ante padres y amigos) se somete a la crítica del público, hecho que aumenta su motivación y que requiere de un ejercicio de responsabilidad hacia el resto de compañeros, ya que, si alguno de los miembros del grupo no se compromete con la actividad, el trabajo de todos se resiente.

Actuar permite a los niños ponerse en la piel de otros, hecho que les ayuda a comprender los sentimientos de los demás. Asimismo, facilita la superación de la timidez, fomenta la imaginación, la creatividad y la capacidad de improvisación.

Todo ello contribuye a desarrollar sus capacidades intelectuales y habilidades sociales. Si organizamos representaciones sencillas en familia, el teatro se convierte en una herramienta que nos permite comunicarnos con nuestros hijos de forma plácida y divertida, potenciando el recuerdo de momentos inolvidables.