Para unos padres, sobre todo si son primerizos, puede ser muy angustioso el interpretar los gestos o, incluso, los llantos de los pequeños, ya que en ocasiones no sabemos que es lo que les ocurre.
Es, por ello, importante saber que los bebés expresan sus emociones, tanto positivas como las negativas
,a través de una serie de señales que tienen un gran valor comunicativo para nosotros, los adultos, y que nos indican cómo debemos actuar en esos momentos.
A continuación, os dejamos un listado con las principales emociones básicas y cómo las manifiestan los más pequeños.
Desde las primeras semanas de vida, el bebé manifiesta su bienestar mediante la sonrisa. Alrededor de la sexta semana de vida aparece la sonrisa social, como respuesta a la voz humana o al ver un rostro humano, sea o no de su entorno familiar. Y, poco a poco, entre los tres y cuatro meses, empieza a aparecer la risa, la cual requiere procesar la información que recibe mucho más rápido, hecho que nos indica que el proceso de maduración de su cerebro se realiza de manera correcta.
En el caso de los niños ciegos o sordos, también manifiestan esta emoción. Tanto la sonrisa como la risa son una expresión universal y se consolida en los seres humanos durante los primeros meses de vida.
Los bebés muestran su malestar a través del llanto y otras expresiones faciales que recuerdan al enfado del adulto. Durante los dos primeros meses de vida, estas expresiones son breves, pero la frecuencia y la intensidad aumenta progresivamente desde los 6 meses hasta los 2 años.
Este aumento se relaciona con su desarrollo cognitivo, así el niño comienza a entender las causas de sus conductas y de las acciones de las otras personas.
En condiciones normales, la expresión de tristeza es menos habitual en los niños y niñas que la de ira o enfado. Se dan, por ejemplo, en breves separaciones o cuando sienten dolor. Pero aparece de manera más evidente en el caso de hijos e hijas de madres con depresión o también cuando se dan largos períodos de separación de la madre sin que se dé una buena atención física y afectiva por parte de otra persona adulta.
En casos en los que niños tan pequeños muestren esta emoción de manera cotidiana, es recomendable la valoración por un especialista. Puede existir un problema de fondo que produzca este estado de ánimo y haya que tratarlo lo más rápido posible.
No es una emoción muy común en la primera infancia, aunque podemos observar reacciones faciales de temor durante el primer mes de vida al poner al bebé bruscamente cabeza abajo.
Sin embargo, los miedos más frecuentes en los niños y niñas son:
Genera una sensación de disgusto o repulsión hacia un hecho o una situación. Se trata de una emoción que se manifiesta mediante una expresión facial peculiar y que suele aparece alrededor de los tres meses de vida.
Normalmente, demuestran esto delante de comidas que le disgustan, sobretodo en el momento de introducir en su dieta nuevos alimentos.
Por último, la sorpresa, es la emoción más breve. Supone una reacción de admiración o sobresalto enfrente de una situación nueva o extraña y puede producir alegría o ira.
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