No hay peque que no sea un científico en potencia. La curiosidad es el gran motor del aprendizaje y los niños la tienen a raudales. Desde el inicio de la vida, todos avanzamos porque experimentamos con las cosas y ello nos trae el aprendizaje.
Cuando un peque mira, escucha, huele, prueba y toca diferentes cosas, está, sin saberlo, experimentando con ellas, aprendiendo por el proceso ensayo-error qué puede hacer y qué no. Ese es el inicio del aprendizaje, ya que queremos descubrir qué pasa cuando hacemos algo y vamos aprendiendo en el camino. ¡Y eso es ciencia! No como el estereotipo nos ha hecho creer que es la ciencia, con el típico señor o señora de bata blanca trabajando entre probetas y microscopios y que puede resultar aburrida, sino la ciencia con mayúsculas, la que hace que avancemos y aprendamos.
Y esto es lo que tenemos que potenciar en nuestros peques: esa ciencia cotidiana, la que podemos llevar a cabo cada día para descubrir cosas nuevas de manera divertida. Es muy importante que proporcionemos a nuestros hijos actividades que potencien su curiosidad natural, su capacidad de observación, su destreza manipulativa… De esta manera estaremos estimulando a los bebés y realizando un trabajo de estimulación precoz con ellos que redundará muy positivamente en su posterior desarrollo cognitivo.
Muchos os preguntaréis cómo hacer para presentar actividades científicas a vuestros peques y, más aún, cómo hacer que estas sean divertidas. Y es mucho más sencillo de lo que parece. Tenemos todo un mundo a nuestro alcance para hacer de él un gran laboratorio.
Un sencillo experimento como plantar semillas y verlas crecer, cuidar animales, observar objetos, mezclar sustancias y ver cómo reaccionan a nuestras acciones, dejarles que se ensucien las manos con barro y experimenten las sensaciones que provocan, etc., son maneras sencillas de promover la curiosidad científica y las habilidades de investigación de los peques.
Organizad un rincón en casa para que ellos experimenten libremente con elementos cotidianos, y ya veréis que bien se lo pasan y cuántas habilidades y conocimientos desarrollan. Al fin y al cabo, ser científico es ser curioso, experimentar y aprender de los aciertos y, por supuesto, también de los errores.
¿Tienes un proyecto educativo interesante? Estamos buscando colegios y/o docentes que realicen experiencias educativas innovadoras. Queremos contar vuestra historia para que la conozca mucha gente. ¿Nos la explicáis? Escribidnos a info@actividadesinfantil.com y nos pondremos en contacto con vosotros.
muy interesante los aportes que comparten gracias infinitas
Muy interesante apoyar desde pequeños a descubrir muchas cosas