En primer lugar, mezclaremos la harina, la sal y el crémor tártaro en el bol. Una vez mezclados, añadimos el aceite vegetal mientras removemos. Seguiremos removiendo hasta convertir la mezcla en una pasta. A continuación, calentamos el agua en la olla sin que llegue al punto de ebullición. Cuando esté caliente, la retiramos del fuego y la vertemos poco a poco en el bol, mientras removemos de nuevo y la vamos ligando con la masa, hasta conseguir la consistencia de plastilina. Si se os va la mano con el agua, ajustad de harina. Las primeras veces puede pasaros. En ese caso, solo hay que ajustar un poco los ingredientes. Cuando hemos conseguido la masa con consistencia de plastilina, añadimos el aromatizante de naranja para darle aroma y el colorante para darle color y seguimos removiendo hasta formar una bola de color homogéneo. Es importante que no se pegue en las paredes del recipiente. Cuando esté lista, solo hay que dejarla enfriar para que los peques puedan jugar con ella.
Lo ideal es conservarla en un recipiente bien cerrado en la nevera. Y, si queréis que mantenga más tiempo su aroma a naranja, meted en el tarro varias peladuras de naranja. Le ayudará a que tenga el aroma fresco mientras dure la plastilina. Para que los peques jueguen con ella, sacadla del refrigerador un ratito antes que coja temperatura ambiente y la tendrán lista para pasar unos estupendos ratos. También tenéis la opción de dejarlos trabajarla con ella, mientras aún conserva el frío, para trabajar los conceptos frío/caliente.
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