Aprendemos nuestros nombres con pasta de sal

Os presentamos una divertida actividad en la que el material estrella es la pasta de sal. Su objetivo principal es trabajar con el nombre propio e iniciar a los peques en los procesos de lectoescritura a partir de un texto significativo. Y, ¿qué mejor que su nombre? Este, los distingue, les da personalidad, identidad propia, los hace únicos, especiales… Es su YO.

El nombre propio es el primer texto que les aproxima al mundo de las letras, el que realmente es significativo para los peques. Esto hace que sea el primero que quieren aprender a leer y escribir. Luego le siguen el de sus compañeros, el de sus padres y, otros. Su escritura representa dar cuenta de su identidad de manera gráfica, y esta es una carga afectiva que lo motiva a seguir aprendiendo.

Luego, la escritura del nombre propio se irá generalizando a otras palabras ofreciendo así diferentes opciones de grafismos que se podrán comparar, diferenciar, rimar, clasificar…

En la actividad que os presentamos, los peques manipularán, experimentarán, harán suyas las letras de su nombre, de una manera diferente… Las trabajarán con pasta de sal.

Este tipo de pasta es un material fácil y sencillo de preparar que, además, está lleno de beneficios para los peques. Entre otros, estimula la creatividad,  ya que al manipularla no hay demasiadas reglas de juego, casi no requiere de la intervención del adulto y es un elemento ideal para trabajar la motricidad fina.

Los peques, al agarrar, moldear, amasar, están fortaleciendo sus manos y dedos y, adquiriendo control, destrezas y, precisión, actitudes determinantes para el desarrollo correcto de la lectoescritura.

Entre las actividades de pre-escritura y de lectoescritura que podemos proponer a los peques, se encuentran:

• Realizar churros (tiras) y moldear las letras del nombre
• Formar el nombre estampando en la masa piezas de lego
• Escribir el nombre con masa blanca sobre una hoja soporte y luego colorearla con témperas o tintas.
• Dejar volar la imaginación…