Los trastornos del sueño en los peques

Los trastornos del sueño que, en muchas ocasiones, presentan los peques, hace que la hora de ir a dormir se convierte en una auténtica pesadilla. Grandes y pequeños sufren estos ratos, debido a ciertos problemas que aparecen por causas muy diversas y que dificultan el descanso de los niños y niñas.

¿Porqué aparecen los trastornos del sueño?

Son diversas las causas que pueden provocar estos trastornos. Las más comunes suelen ser:

  • Horarios irregulares a la hora de ir a dormir.
  • Falta de hábitos y/o rituales a la hora de ir a a la cama.
  • Condiciones del espacio físico deficientes.

Es importante seguir unos horarios más o menos estables para ir a dormir. Esto hace que los ritmos naturales de los peques se adapten mejor a la hora del día.

Es positivo para los peques tener adquiridos unos hábitos para irse a la cama. Conociendo las rutinas previas, los peques se van preparando para el momento de dormir, además de relajarse. Así pues, un baño antes de dormir los relaja, la lectura de un cuento ya en la cama, el beso de buenas noches… Todas esas rutinas que conocen a la perfección, les acerca al momento de cerrar los ojos y dormir sin que suponga un problema para ellos y ellas.

Una vez acabadas las rutinas, los peques, además suelen echar mano de sus «manías» que les reconfortan y les ayudan a conciliar el sueño. Agarrar su muñeco, su mantita, chupar el chupete, etc, les ayudará a tranquilizarse y a dormirse antes.

Y, sobre las condiciones del espacio físico, decir que es importante que la luz, ruido y la temperatura de la habitación para conciliar el sueño.

Pero, aún cuidando todos estos aspectos, hay trastornos que aparecen una vez que los peques se duermen. Son los que debemos tener en cuenta y consultar al pediatra si aparecen.

Trastornos del sueño

  • Insomnio: incapacidad de volver a conciliar el sueño una vez se despierta a media noche.
  • Parasomnias: sueños muy agitados durante la noche que pueden provocar terrores nocturnos, sonambulismo, sonmiloquios (hablar dormido) y/o enuresis (orinarse dormido).

La mayoría de estos trastornos desaparece con la adquisición de unos buenos hábitos de sueño y un horario regular, y la realización de una actividad adecuada durante el día y la relajación de los peques antes de ir a dormir.

Pero, si aún cuidando todos los aspectos generales, el problema persiste, os aconsejamos consultar al pediatra.

 

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