Trabajar la ciencia con los peques puede ser muy divertido. Desde los primeros meses de vida, sienten una especial atracción por experimentar y descubrir el porqué de las cosas. Y a medida que van creciendo, su curiosidad crece con ellos. En esencia los peques son pequeños científicos.
Cuando van avanzando en los cursos escolares, parece que se da un cierto desencanto por las actividades relacionadas a la ciencia. En ocasiones, esto ocurre cuando el método pedagógico que se aplica no es el más adecuado para ello. La ciencia se convierte entonces en algo aburrido y difícil de comprender. Desde la escuela se debe dar un cambio y hacer de las clases algo atractivo, ofreciendo actividades lúdicas y participativas para los peques. Hay muchos experimentos que se pueden realizar con ellos en el aula (o en casa) que les apasionan y son muy divertidos. No hemos de olvidar, además, los beneficios del desarrollo de un pensamiento científico en los peques.
Y es que no se trata de convertir a los peques en científicos sino de aprovechar los beneficios de la experimentación científica y esto lo tenemos al alcance de nuestra mano.
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