Habilidades como el ingenio, la creatividad y la innovación son cada día más valoradas ya que estamos en un mundo en constante cambio y tales capacidades se convierten en valores muy importantes para adaptarnos a él. La buena noticia es que estas capacidades se pueden desarrollar desde la educación infantil.
Durante los primeros años de vida, el cerebro es especialmente receptivo a los estímulos y, por lo tanto, está en el más importante momento de su desarrollo. Proporcionar a los peques espacios, materiales, juegos y diversas propuestas que fomenten la imaginación y la experimentación es clave por parte de los adultos. Animarlos a jugar, crear, explorar, equivocarse y enseñarles que no pasa nada, que hay que volver a intentarlo, son actitudes que los mayores debemos tener siempre presentes. Con ellas alimentaremos su pensamiento creativo y su capacidad de innovación.
No son necesarios grandes recursos para desarrollar el ingenio y la creatividad. Lo más valioso suele estar en lo cotidiano y en la capacidad de innovación. Animémosles a preguntarse ¿y si…? y, a partir de ahí, dejar que su imaginación se ponga en marcha. Seguro que inventan cosas increíbles con una simple caja de cartón.
Algunas ideas para fomentar el ingenio y la innovación en casa o en el aula.
Dirigido a peques de 3 años, su objetivo principal es estimular la imaginación, la creación de historias y la inventiva y el desarrollo lingüístico.
Necesitaremos cualquier objeto cotidiano, como una cuchara, una caja, una pelota, etc… Podemos dejar a los peques que elijan libremente lo que quieran.
Una vez tenemos decidido el objeto, les diremos a los peques, que en realidad no es lo que parece y que hemos de adivinar qué es lo que puede ser. Les invitaremos a imaginar en qué se puede convertir. ¿Una varita mágica? ¿Un teléfono espacial? ¿Un casco para un dinosaurio?, etc. Cualquier idea puede ser válida. Lo más importante es que “razonen” el porqué han decicido que sea ese objeto en particular y no otro. Además podemos pedirles que dibujen su invento y/o dramaticen su uso.
Con esta actividad estaremos fomentando el pensamiento divergente, la creatividad y el lenguaje expresivo. Además, con las ideas tan “locas” que pueden surgir de su imaginación, las risas estarán aseguradas.
Dirigida a peques de 4 años, esta actividad se dirige a estimular la narración y el pensamiento flexible.
Necesitaremos tarjetas con personajes de cuentos, lugares y objetos diversos. El funcionamiento es bastante sencillo. Les pediremos a los peques que saquen al azar una tarjeta de cada clase y, a partir de lo que les haya aparecido inventen una historia, pero con una particularidad… ¡Qué empiecen por el final!
De esta manera estaremos potenciando la creatividad y el ingenio de los peques ya que deberán pensar qué es lo que pasó antes y porqué el personaje y el objeto está allí y para qué. Todo un desafío para ellos. Y muy divertidas también las historias que pueden surgir de esta actividad.
Con ella estaremos favoreciendo la creatividad narrativa y la capacidad de reorganizar ideas de manera innovadora y creativa.
Dirigida a peques a partir de 5 años. El objetivo principal es fomentar la innovación práctica, a través del desarrollo de habilidades de resolución de problemas, trabajo en equipo y pensamiento creativo.
Para llevarla a cabo necesitaremos objetos variados, como tapones, palitos, cintas, botones, cuerdas, clips, etc.
La actividad en sí es bien sencilla. Presentaremos todos los objetos ante los peques y les plantearemos el reto de… “Inventad algo para guardar secretos” o “Inventad una herramienta mágíca del mundo de las hadas”. Siempre algo que despierte su interés y su creatividad. Con un título sugerente se pondrán manos a la obra enseguida y seguro que los resultados serán fantásticos.
Al final de la actividad los presentarán al grupo y explicarán qué es, como lo han hecho y como usarlo.
Como conclusión podemos decir que el ingenio no es solo cosa de artistas o de inventores. Es una habilidad muy valiosa en todos los ámbitos de la vida que nos ayuda a resolver los problemas que nos vamos encontrando en nuestro camino. Fomentar la innovación, el pensamiento divergente, la creatividad, desde la infancia es proporcionar a los niños unas herramientas que les permitirán pensar sin influencias externas y confiar en sus ideas, convirtiéndolos en adultos seguros de sí mismos y con las ideas claras, capaces de crearse una buena vida.
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