Está demostrado que los peques viven los sentimientos con una intensidad especial. Alegría desbordante, rabietas explosivas, miedos silenciosos. No los entienden, pero los sienten. Es muy importante que los adultos los acompañemos en el reconocimiento de todos los sentimientos que experimentan con naturalidad. No es fácil, pero con paciencia y cariño, será uno de los aprendizajes más valiosos que podemos ofrecerles. La educación emocional en la etapa infantil no busca que “se porten bien”, sino que aprendan a entender lo que sienten y a expresarlo de forma sana y respetuosa.
Y, para que ese proceso sea más sencillo aún, os dejamos unas estrategias prácticas que podéis aplicar con ellos cada día y unos juegos de lo más divertido que les ayudarán a entender esos sentimientos que tienen.
Para los peques es difícil, por no decir imposible, describir, en muchas ocasiones aquellos sentimientos que experimentan. Y, para lograr entenderlos y controlarlos, se hace necesario un acompañamiento desde pequeños. A través de juegos, experiencias, conversaciones, etc…, los peques van comprendiendo esas emociones que todos, en algún momento de nuestras vidas experimentamos. Enseñarles a reconocer lo que sienten y a nombrarlo les da seguridad, autoestima y herramientas para relacionarse mejor con los demás.
Numerosos estudios demuestran que los niños que desarrollan su inteligencia emocional tienen mejor rendimiento escolar, más habilidades sociales y menos dificultades de conducta. Pero no se trata de hacer charlas teóricas, sino de vivir las emociones en el día a día, desde el juego y la confianza.
La educación emocional comienza por escuchar sin prisas a los peques. Debemos permitir que nos expliquen qué y cómo se sienten. No se trata de evitar emociones negativas, sino de reconocerlas y aprender a convivir con ellas. Y, a través de los juegos, los peques aprenden a expresarse. Enseñar a los niños a reconocer sus sentimientos no es solo prepararlos para la escuela. Es enseñarles a vivir. Porque un peque que sabe decir “Estoy triste” en lugar de gritar o pegar, ya ha dado un paso enorme hacia la autonomía emocional.
Un juego manipulativo ideal para que los peques aprendan a conocer sus emociones es nuestra Ruleta de las emociones
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