La inteligencia emocional es considerada como la habilidad esencial de las personas para atender y percibir los sentimientos de forma apropiada y precisa, la capacidad para asimilarlos y comprenderlos adecuadamente y la destreza para regular y modificar nuestro estado de ánimo o el de los demás.
Esta habilidad para manejar emociones de forma apropiada se puede y debe desarrollar desde los primeros años de vida ya que las emociones se expresan desde el nacimiento. Según Neva Milicic, psicóloga y doctora en Psicología Emocional, conectarse con las emociones del pequeño es la forma más básica para producir una comunicación empática, “una suerte de ‘complicidad’ que estará basada en un vínculo más profundo que la simple comprensión de los padres hacia su hijo, y que el niño reproducirá en las relaciones que establecerá en el futuro”.
La educación de las emociones tiene un gran peso en la prevención de posibles problemas emocionales y en el desarrollo de la personalidad del niño. Esta forma de educación debe ser, sin embargo, un proceso continuo y permanente, se puede y debe realizar a lo largo de toda la vida. La competencia emocional se logra a través de la experiencia, de la práctica diaria, contemplando cada momento como una gran oportunidad para aprender y mejorar en este aspecto.
Los expertos plantean que la personalidad se desarrolla a raíz del proceso de socialización, en la que el niño asimila las actitudes, valores y costumbres de la sociedad. Y son los padres los principales encargados de contribuir en esta labor, a través de su amor y cuidados, de la figura de identificación que representan para los hijos, ya que son agentes activos de socialización. Es decir, la vida familiar será la primera escuela de aprendizaje emocional.
La clave está en “tratar a sus hijos como le gustaría que les tratasen los demás” (J. Elías, S. B. Tobías y B. S. Friedlander en su libro Educar con inteligencia emocional, de Grijalbo).
Es muy importante escuchar a los niños, prestarles interés sin juzgarles, porque tenemos una clara tendencia a corregirles, a señalar con ahínco sus errores y minusvalorar sus pequeñas proezas e inquietudes.
La escucha activa es una de las máximas de la inteligencia emocional, tan en boga y al tiempo tan desconocida. Y eso que todas las actividades de la vida, todo lo que nos sucede a diario, posee una carga emocional, un impacto que etiquetamos de agradable o desagradable según nuestra experiencia vital.
Pero si conocemos nuestras emociones, las expresamos correctamente y podemos controlarlas, no sólo seremos más felices, sino que tendremos al alcance una formidable herramienta para comprender mejor la conducta de nuestros hijos y corregirles sin necesidad de gritos ni cachetes.
Además, les estaremos guiando por el intrincado mundo de los sentimientos, alfabetizándolos emocionalmente en un proceso que determinará la estabilidad emocional del pequeño, su forma de enfrentarse a la vida y de relacionarse con los demás.
El tiempo que se comparte con los niños es vital para proporcionarles un marco de apoyo en el que se desarrolle de forma adecuada su inteligencia emocional.
Fuente imagen: http://eirian-stock.deviantart.com/
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Nos alegramos, Josefa. Un saludo!
es interesante
Gracias, Josefa. Un saludo!
Maravilloso..me encanto..solo una pregunta…a que se refiere con «cachetes»…abrazos
Me gustaria saber mas del tema delo que se debe enseñar a los niños por que mi hija ha tenido problemas con sus amiguitas que se esconden para no jugar con ella y no se como ayudarla, le he dicho todo lo inteligente que se me ha ocurrido y parece no afectarle pero a veces la notot triste, mi niña es muy inteligente y muy noble y no entiendo por que sus amiguitas la evaden.
La educación de nuestros hijos es un aprendizaje constante puesto que hemos ido arrastrando durante décadas viejas costumbres de educación que nada tienen que ver con autoestima y desarrollo emocional, muy buena la información, gracias
realmente cierto, si formamos a nuestrosniños a desarrollar y potenciar sus habilidades emocionales estaremos formando muy buenos ciudadanos, capaces de incorporarse y enfrentarse a la sociedad.
Muy interesante. gracias por el aporte.