La convivencia y los conflictos en el aula

Los conflictos en la escuela son muy habituales, ya que la convivencia en la escuela significa compartir experiencias: vivir con los otros niños y niñas a lo largo de la jornada escolar.
Desde las primeras etapas educativas se enseña a los niños y niñas a convivir con los demás, esto es, a tener un reconocimiento personal, una autoestima positiva, a desarrollar la capacidad de sentir con el otro, a ponerse en su lugar, a llegar a un consenso, a acordar normas, etc.
La convivencia en la escuela comienza desde los primeros momentos de actividad, de juego, de celebraciones. Cada momento les proporciona una oportunidad de convivencia. Pero, en todos estos momentos pueden surgir conflictos. Una forma de resolver conflictos es llegar a un acuerdo entre todos para que no vuelva a ocurrir. El maestro y maestra en su aula debe establecer una serie de normas colectivas. Estas normas deben surgir a través del consenso. Para resolver adecuadamente los conflictos, el maestro debe realizar con sus alumnos/as dramatizaciones de conflictos en las cuales los niños y niñas tengan que llegar a la solución poniéndose en el lugar del otro, es decir, deje ejercitar en los niños y niñas la empatía. Esto dará lugar a mejores interacciones en un futuro, además de prevenir conflictos.

En la convivencia, poco a poco los niños y niñas deben afrontar la diversidad, es decir, aceptar que todos son iguales y todos son diferentes. El maestro/a debe tener en cuenta que es un modelo a imitar en lo que hace, en cómo lo hace y cómo soluciona los conflictos. Debe buscar fórmulas de intervención conjunta, planificando espacios de encuentro y propiciando estrategias de convivencia como hacer que unos niños ayuden a otros en actividades en las que a éstos les cuesten más, permitir en cierta manera que unos autoricen a otros, o que alguien del grupo se sienta con la responsabilidad de acoger a otro en el juego, etc., pues, tan importante es el aprendizaje de conceptos y procedimientos como el aprendizaje de actitudes que conduzcan a favorecer la relación con los demás.
En definitiva, se trata de trazar entre el maestro/a y sus alumnos/as unas pautas de convivencia que tengan también la flexibilidad necesaria para que el grupo se sienta acogedor y acogido al mismo tiempo.