¿Por qué flota el barco? Un divertido experimento con agua y plastilina

 

Experimentar con agua es una actividad que le encanta a los peques. Es igual la época del año. La curiosidad de los niños nunca descansa, ya que es el motor de su proceso de aprendizaje. Cuando les damos la oportunidad de experimentar con sus manos, el conocimiento cobra vida. En este caso, les vamos a plantear una sencilla pregunta y, a partir de ella surgirán un montón de ideas que deberán comprobar a través de la manipulación de los materiales y la experimentación con ellos. Lo que estamos haciendo, de manera lúdica, es iniciarlos en el mundo de la ciencia a través de actividades atractivas y motivadoras para ellos. Allá va la pregunta…  “¿Por qué flota un barco?”.  Una cuestión tan simple puede «estirarse» y trabajar muchos conceptos, entre ellos la flotación, la densidad y el volumen. Así que os proponemos este divertido experimento para encontrar la solución y comprobarla.

La importancia de experimentar desde pequeños

Al hablar de ciencia, nos imaginamos un laboratorio, pero nada más lejos de la realidad. La ciencia no comienza en los laboratorios, sino en la vida cotidiana, cuando los niños exploran, prueban y se hacen preguntas. A través de la experimentación, los más pequeños desarrollan habilidades cognitivas como la observación, la comparación y la deducción. Además, aprenden a formular hipótesis y a comprobar si se cumplen, lo cual potencia su pensamiento crítico desde edades muy tempranas.

Cuando realizamos un experimento con ellos, no se trata de que comprendan teorías complejas, sino de que vivan el proceso, se sorprendan y comiencen a construir conexiones lógicas con el mundo que les rodea.

Vamos a experimentar con plastilina y agua

El objetivo principal del experimento es observar y descubrir por qué algunos objetos flotan y otros se hunden. Esto lo haremos a través de la manipulación de la plastilina con formas y grosores distintos.  Con la actividad, los peques aprenderán que no solo importa el peso de un objeto para que flote, sino también como ese peso está distribuido. .

Qué necesitamos

  • Un recipiente grande con agua (puede ser una palangana o un barreño)
  • Plastilina (una bola de tamaño mediano por niño)
  • Toallas o trapos para secar
  • (Opcional) Figuras pequeñas de plástico para colocar sobre los «barcos»

Realización paso a paso de la actividad para observar si un barco de plastilina puede flotar en el agua

  • En primer lugar, llenaremos el recipiente con agua y colocaremos una toalla debajo por si se derrama.
  • A continuación, invitaremos a los peques a observar el agua y preguntarles: ¿Qué pasará si echamos plastilina? Aquí empieza el experimento como tal.
  • Realizaremos una primera prueba. Les entregaremos una bola de plastilina a cada peque y les pediremos que la dejen caer en el agua sin modificarla. La bola se hundirá.
  • Pediremos que expongan hipótesis sobre qué hacer con ella para que flote en el agua.  Se trata de abrir el diálogo, no de dar respuestas.
  • Les dejaremos que manipulen libremente la plastilina con forma de barquito o cuenco. Algunos harán una forma plana, otros una más honda. Cada diseño será único.
  • Haremos una segunda prueba. Llevarán sus creaciones al agua y observarán qué sucede. Muchas flotarán y otras no. ¿Por qué?
  • Finalmente, observaremos las que flotan mejor y pediremos a los peques que las han hecho que expliquen como. De esta manera podrán compartir sus ideas, comparar los modelos, observar los fallos de los que no flotaban y modificar los barcos para que logren flotar bien.

¿Qué aprenden los niños?

  • Que la forma de un objeto afecta si flota o no, no solo su peso.
  • Que experimentar implica probar, fallar y volver a intentar.
  • Que la ciencia es divertida y está al alcance de todos.
  • Este sencillo experimento es una manera motivadora de introducir principios científicos básicos de manera sensorial y significativa. No importa si no recuerdan palabras como “flotación” o “densidad”; lo esencial es que descubran que el aprendizaje puede ser una aventura.
  • Se produce un aprendizaje activo. Cuando los niños construyen, prueban y modifican, están desarrollando pensamiento lógico sin darse cuenta.
  • Valor del error. Si un barco se hunde, no es un fracaso, sino una oportunidad para mejorar.

Si os gustan los experimentos con vuestros hijos, no os perdáis este tan espectacular y sencillo: Inflamos globos sin soplar

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